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lunes, 25 de febrero de 2013

Casa Labra

Sitio súper típico, requeteconocido y famoso el que os traigo hoy. Casa Labra, en la calle Tetúan, al lado de Sol.

El local data de 1860 y toda la fama y halagos que se le dediquen son merecidos. Tiene dos partes, el restaurante y la taberna, yo sólo conozco la taberna. No imagino cómo sería el local en 1860, pero la estructura la conserva desde hace unos cuantos años, se puede observar en paredes y techos, antiguo pero muy cuidado todo.



Aquí la estrella es el bacalao y lo que hay que pedir sí o sí, bien en tajada o en croquetas, yo suelo alternar cada vez que voy, pues sería difícil decir cual está más buena. Como suelo llegar a Sol en tren, lo suyo es tomar allí la primera o en su defecto antes de coger el tren de vuelta tomar la cañita y la tapita allí.

Indudablemente, un sitio donde están constantemente tirando cañas sobra decir que las cañas están muy bien tiradas. Las dos cañas con sus dos tapas de croquetas o bacalao, no llegan a los 6 euros. Apto para los paladares más exigentes.

Bon appétit!

(Imagen de http://elgorroblanco.com)

miércoles, 20 de febrero de 2013

Casa Julio

Mi visita a Casa Julio, calle de la Madera, Malasaña, se produjo desde el más absoluto desconocimiento sobre el sitio al que me llevaban. Únicamente me comentaron que iba a un sitio donde hacían croquetas muy ricas.

El local es muy pequeñito con muy pocas mesas y mucha gente, auténtico, auténtico.
De beber tomamos cañas, bien tiradas en sus vasitos pequeños de cañas y pedimos varias medias raciones de croquetas... no recuerdo de qué eran exactamente... espinacas, picadillo, queso azul, jamón... me pareció original la variedad de sabores pero normalitas, aceptables...

Me contaron entonces la solera y fama que tenía el sitio y me fijé en las distintas fotos, premios y recortes de prensa de sus paredes. Curiosa la foto de Mr. Bono de U2.

Pedimos luego una ración de huevos rotos con jamón, qué no estaban mal... aunque los huevos rotos no sea algo qué me atraiga especialmente, todos sabemos qué los mejores huevos fritos con patatas son los qué hace la madre de uno, por ello pagar, 10 euros de media qué puede costar la ración en Madrid cuesta un poco concebirlo.

Con todo esto, pues no me entusiasmo sobremanera el sitio, aún así, de estar por la zona me acercaría a por una caña, echar un vistazo al local y probar alguna de sus croquetas. ¡Nunca debemos rechazar una croqueta!

Bon appétit. 


Foto de: http://elpais.com/diario/2009/03/01/madrid/1235910263_850215.html

martes, 19 de febrero de 2013

Casa Carola

Vamos a comenzar nuestra andadura gastronómica con un sitio bastante típico la Taberna Madrileña Casa Carola situado en la calle Padilla... ¿barrio Salamanca?

Acudimos a esta taberna atraídos por la fama de su cocido madrileño, algo que aún tengo pendiente de comer, pero claro... fin de semana, a las 15:00 de la tarde y sin reserva... pues el sitio estaba lleno y no había mesas. Por lo que debido a la hora que era decidimos tomarnos algo en la barra.

De beber vino tinto, que hacía mucho frío, servido en vaso chato; no recuerdo cual era pero estaba rico. Nos pusieron unas aceitunas u olivas para acompañar...

La primera tapa me pareció una de las más sencillas y originales que he probado nunca (poniendo el listón alto), una taza de caldo acompañada de dos croquetas, además las croquetas las había de diferentes cosas y no sabías cual te iba a tocar. Sublime, además ¡por 2 eurillos!

Siguiendo con la deconstrucción del cocido, el siguiente paso eran los garbanzos... servidos en su cazuela de barro, con el choricito, la morcilla y el tocino, por supuesto con su pan calentito. Riquísimos y en buena cantidad. De hecho las cantidades me parecían bastante generosas, desde la barra se veía la puerta de la cocina y podía ver los platazos que llevaban a las mesas que había allí comiendo.


Por pura gula, pedimos algo más ya que todo los que nos ponían estaba delicioso, patata rellena de ropa vieja, con bechamel y queso gratinado... estaba más elaborado que las platos anteriores, pero no me gustó tanto como los otros, me dejo algo indiferente.

La sorpresa vino por parte de la camarera, muy maja ella, a la que debimos caer en gracia y nos invitó a probar la tarta de chocolate... que decir... cada mordisco era un pequeño orgasmo.

Todo esto al maravillo precio de 20€ (19 y pico...creo que fueron 4 bebidas al final), no dudaría en recomendarlo a alguien que aprecie. De hecho ya no sé si quiero ir a probar el cocido o si me volveré a quedar en la barra la próxima vez que vaya (de Cádiz que es uno...).

Finalmente, mencionar que la barra es pequeñita así que por favor no vayáis todos los lectores a la vez, hacedlo de forma escalonada para no saturar el local...

Bon appétit.